“Aslak: El Ojo del Mundo” (Hub, Weytens y Michalak, Yermo Ediciones)

La mitología nórdica, la que comprende la religión, creencias y leyendas de los pueblos escandinavos, es una fértil fuente de historias para creadores contemporáneos, y sirve a menudo como inspiración en la literatura, las películas y, porqué no, el cómic. El único problema es que la realidad histórica de esta sociedad del medievo ha quedado sepultada bajo capas y capas de mitos y tópicos que han deformado la imagen que tenemos de ellos hoy en día.

 

 

 

El éxito de la serie de televisión “Vikingos”, tres temporadas coproducidas entre Canadá e Irlanda para el canal The History Channel, ha vuelto a poner de moda a los pueblos nórdicos e incursores de los países escandinavos del mismo nombre, en su versión más historiográfica y ajustada a la realidad. Pero, seamos sinceros, la mayoría de cosas que conocemos sobre los vikingos están basadas en datos erróneos, falsas leyendas, tópicos mal documentados, y los numerosos malentendidos que históricamente les han rodeado. No, sus cascos no lucían cuernos. No, los vikingos no fueron una nación unida sino que eran numerosos clanes guerreros liderados por distintos caudillos. No, no usaban cráneos humanos a modo de copas para beber licor. No, los guerreros vikingos no eran hombres de gran estatura y con melenas rubias trenzadas sino que eran menudos y de gran diversidad étnica. No, los vikingos no eran una sociedad sucia, sanguinaria y salvaje. No, no y no. Cualquier enciclopedia, o simplemente la Wikipedia, puede servir para informar adecuadamente a un lector interesado sobre la realidad que se esconde detrás del mito y para conocer una sociedad singular, que tuvieron una gran influencia en la historia europea.

Obras como la serie de animación de Nippon Animation “Vickie el vikingo”, la novena aventura del pequeño guerrero galo creado por Albert Uderzo y René Goscinny “Astérix y los normandos”, el clásico de Richard Fleischer “Vikings” protagonizada por un tuerto Kirk Douglas o la película “Erik el vikingo” de Terry Jones y sus Monty Python han ayudado a crear esta imagen distorsionada de la realidad entre el público en general, alimentando el mito y la leyenda a partir de sus tópicos. Por el contrario, series como “Vikingos” de Michael Hirst o cómics como los “Northlanders” de Brian Wood han ayudado a acercarnos a la realidad, pese a que incluso para los historiadores a veces es difícil determinar dónde acaba la historia y empieza la leyenda.

 

 

La divertídísima epopeya vikinga “Aslak: El Ojo del Mundo” de Humbert Chabuel ‘Hub’, Fred Weytens y Emmanuel Michalak es un cómic que se decanta abiertamente y sin tapujos por la segunda de las visiones de los vikingos, la que se alimenta de topicos y se construye sobre los mitos y las leyendas para elaborar una aventura entretenida, repleta de acción a raudales, lugares repletos de magia y monstruos,… y los antes mencionados elementos sin rigor histórico. Salvo los cascos con cuernos, por cierto, que brillan por su ausencia. 

Este primer volumen publicado por Yermo Ediciones, que incluye las dos primeras entregas de la edición en francés de Delcourt “Aslak 01. L’oeil du monde” y “Aslak 02. Le Mât du milieu” escritas por el guionista francés Humbert Chabuel ‘Hub’, se sirve de la fértil mitología nórdica para construir su propia ambientación y su universo particular, un ‘Midgard’ de aires vikingos donde los hijos del contador de historias del pueblo que acaudilla el déspota Waldemar deberán salir en busca de nuevas historias para satisfacer a su señor y salvar la vida de su madre Bathilde. Así, el ambicioso y rencoroso hermano mayor Skeggy, el torpe e indeciso hermano mediano Sligand y el más listo y espabilado de los tres, el hermano menor Knut, partirán en busca del famoso ‘Primer Bardo’, el más ilustre narrador de historias que reside en la ciudad estado de Almayen para que les enseñe nuevas historias con las que entretener a Waldemar. Enfrentados entre ellos, y uniendo fuerzas con aliados, amigos y socios de lo más variopinto que incluyen al sensible berserker Almarik, a la intrépida capitana del destartalado drakkar Aslak que da nombre a la serie, Brynhild, o al temible capitán del barco rival Markvart, Roald el Tuerto, viajarán hasta la isla más allá del Ojo del Mundo, a través de hielos eternos y mares embravecidos, hasta llegar a un mundo repleto de criaturas fascinantes y monstruos terribles que pondrán a prueba su temple y su cordura.

 

 

Hub, con la inestimable colaboración de Fred Weytens, otorga al mundo de “Aslak: El Ojo del Mundo” una ambientación muy sugerente, repleta de múltiple imaginería fantástica detalladamente reproducida de la mano del dibujante Emmanuel Michalak, colaborador habitual de Hub en la serie de las aventuras del ronin sin amo Okko en el Japón feudal (y que, por cierto, el ojo clínico de Yermo Ediciones también ha incorporado a su catálogo). Por un lado las tierras heladas de los pueblos vikingos en la tierra de los hombres, en ‘midgard’, pequeños y fríos, y un mundo más allá de la Cascada del Fin del Mundo inmenso, colorido y hostil. La historia se sirve de un repertorio de personajes principales con motivaciones claras y comprensibles (los buenos son buenos, y los malos son malos) y un extenso reparto coral de personajes secundarios que acompañan y enriquecen la narración y proporcionan los detalles necesarios, las claves y los secretos para que la aventura avance hacia donde el autor quiere. ¡Y no nos olvidemos de las criaturas! Enorme catálogo, un muestrario de monstruos y razas que aspira a ocupar un lugar junto al manual más extenso de la Tierra Media de Tolkien, el Troy de Arleston, el Ackbar de LeTendre y Loisel en “La Búsqueda del Pájaro del Tiempo” o los Reinos Olvidados de Ed Greenwood y R.A. Salvatore: los dragones blancos sykren que custodian el Ojo del Mundo, el gigantesco gran bardo en la isla en el Fin del Mundo, el diablillo alado Prowin que, como un Loki cualquiera, susurra mentiras y engaños al oído de los humanos que quieren escucharle, los feroces e inmensos cuervos negros, los (muy poco tolkienianos) elfos y troles enfrascados en escaramuzas,… Todo ello con representado con cientos de detalles en cada viñeta que necesitan de varias lecturas para ser apreciados en su totalidad. Abrumador en cantidad y calidad, las ideas de Hub (y Weytens) y el lápiz de Michalak, fresco, ágil, y detallista, de estilo caricaturesco con reminiscencias al mejor Uderzo, nos ofrecen una imaginería fantástica de objetos cotidianos, armas, vehículos, edificios, paisajes y lugares de estilo vikingo que encajan como un guante a la aventura que ha tejido Hub, entretenida, con ritmo (sin prisa pero sin pausa) y repleta de un humor desenfadado que, en muchas ocasiones, se adentra sin tapujos en el género del humor más negro.

 

 

“Aslak: El Ojo del Mundo” de Hub, Weytens y Michalak, donde también están acreditados Drac y Sébastien Lamirand como coloristas es un nuevo ejemplo de los cómics de fantasía épica que dominan con maestría inigualable al otro lado de los Pirineos, un género que casi ya forma parte indisoluble del bande dessinée francobelga con títulos tan relevantes e inolvidables como “La Búsqueda del Pájaro del Tiempo” de LeTendre y Loisel, “La Espada de Cristal” de Crisse, “Lanfeust de Troy” de Christophe Arleston y Didier Tarquin o “Las Leyendas de los Pueblos Olvidados” de Chevalier y Segur, entre muchas otras, y que nos ofrece una divertidísima aventura ambientada en un mundo de aires vikingos repleto de detalles, que crece y crece con cada nueva página. El humor, a veces negro, la aventura sencilla y sin pretensiones cuya primera regla es la de entretener son la base del guión de esta historia, que nos deja con buen sabor de boca pero con la miel en los labios, puesto que la historia de la búsqueda de los hermanos Skeggy, Sligand y Knut, no concluye y nos remite a próximas entregas que, por lo que parece, aún tardaran mucho en llegar, puesto que en Francia acaban de sacar a la venta el tercero (“Aslak 03. Le Milieu du Mât”) y el cuarto aún no tiene fecha de publicación.